Monday, February 20, 2006

Hoy en Grillos, alimañas y demás.......

¿El espionaje éticamente es correcto para denunciar el abuso de autoridad en el caso del rey de la mezclilla contra Lidya cacho?

Hace unos días han salido publicadas conversaciones entre el gobernador de puebla, Mario Marín, y el rey de la mezclilla, Kamel Nacif, el cual fue denunciado como miembro de una red de pederastas en el libro de investigación de la periodista, Lidya Cacho. En estas conversaciones se escucha el agradecimiento del empresario al gobernador por haber confinado a la periodista al reclusorio femenil.

Estas conversaciones fueron proporcionadas a la periodista por el periódico la jornada y su procedencia es fruto del presunto espionaje político que se vive hoy en nuestro país. Es propio señalar que este suceso atenta a la ética en dos cuestiones. Por un lado tenemos un acto de corrupción y de tráfico de influencias de la más baja calidad, por el otro está el haber invadido su derecho a la privacidad del gobernador y del empresario.

La ética se define como la disciplina que nos ayuda a distinguir entre el bien y el mal, y además en su carácter racional ya que fundamenta sus modelos éticos por medio de la razón. Ésta razón nos proporciona causas, razones, si son buenos o son malos los actos. Lo que nos hace pensar que tanto la corrupción como el espionaje son éticamente incorrectos. Pues el atentar contra los derechos de privacidad y de individualidad es un grave error para cualquier ciudadano, pero el usar un cargo público para beneficiar a cierto sector es también muy grave.

Una previa conclusión derivada de simples premisas nos llevaría a decir que las dos cuestiones están mal y que tan reprobable es ser un espía como ser un corrupto. Sin embargo hay que observar el contexto y las formas en las que se ha dado este caso, además de los tintes políticos y las particularidades que nos llevaría a preguntarnos, qué es más reprochable, el ser un espía o el ser un corrupto, pederasta y deshonesto servidor público.

El espionaje político ha tomado gran auge en los últimos años en la vida política de nuestro país, pues los diferentes partidos y organizaciones se valen de múltiples tácticas para conocer los diferentes movimientos de sus adversarios. El espionaje invade el derecho a la privacidad de las personas, a restarles su vital derecho de individualidad y de libre expresión con sus semejantes en un ambiente privado.

El ser servidor público además de muchas cosas implica ser una persona éticamente recta que cuide y defienda el bien común de la sociedad. El caer en cuestiones de corrupción es muy fácil y el beneficiar a grupos que cometen delitos a cambio de dinero o de dos botellas de coñac son actos que van en contra de toda gestión política.

Por otra parte el atentar contra la integridad psicológica, física y moral de una persona es un acto en contra de todos los derechos naturales de los hombres. Nadie puede castigar, lastimar, herir a una persona vulnerable, que es más débil y que no tiene forma de defenderse.

El ser un hombre que atenta contra la libertad de expresión, contra los derechos humanos, y que además es un servidor público que ve su beneficio propio antes del bien común, es realmente preocupante pues como sociedad debemos hacer una reflexión en la forma en la que estamos eligiendo a nuestros gobernantes, pues personas como esta llegan a puestos para los cuales no están calificados y el resultado son estos lamentables episodios de la política nacional.

Hay que observar las acciones pues la ética es lo que estudia, el hoy y el ahora, sin embargo yo preferiría pasar como un espía que como un corrupto, pederasta y deshumanizado servidor público que ahora se encuentra en la mira de toda la opinión pública.

Un importante comentario y que no se debe dejar de lado es el observar y tomar en cuenta como los precandidatos a presidente están tomando este caso para hacerse publicidad y tratar de aprovecharse de la situación y así ganar votos, pues finalmente como en el amor y en la guerra y vemos que también en la política todo se vale.